¿Qué es?
Se trata de una terapia no invasiva empleada en el ámbito clínico de la fisioterapia, como método coadyuvante. Dicha técnica consiste en aplicar ultrasonidos de forma terapéutica con frecuencias que oscilan entre 1MHz y 3MHz, en función de la profundidad que queramos alcanzar en los tejidos. El ultrasonido a 3MHz se absorbe más superficialmente mientras que el ultrasonido a 1MHz se absorbe menos en la superficie y consigue penetrar más.
El aparato de ultrasonido transforma energía eléctrica en energía mecánica oscilatoria a través de un sistema de cristales piezoeléctricos que utilizan corriente alterna de alta frecuencia. Para su aplicación es necesario un aparato de ultrasonido, un cabezal y un gel conductor situado entre la piel del paciente y el cabezal.
Por otro lado, es importante saber que existen dos tipos de ultrasonidos:
- Ultrasonido continuo: aplicación constante de la vibraciónUltrasonido pulsátil: aplicación con interrupciones de la vibración, es decir, con ráfagas de ultrasonidos.
Efectos fisiológicos
En cuanto a los efectos fisiológicos del ultrasonido, encontramos principalmente:
- Efectos mecánicos (acústicos y de cavitación): buscamos producir dichos efectos cuando tenemos procesos agudos. Para ello se emplean ultrasonidos de tipo pulsátil con bajas potencias y tiempos cortos. La interrupción de la vibración evita el acúmulo de calor por rozamiento entre células y, por tanto, no aumenta la temperatura de los tejidos.
- Efectos térmicos: buscamos generar este tipo de efectos cuando nos encontramos ante procesos crónicos. Para ello se trabaja con ultrasonidos de tipo continuo a potencias altas y tiempo largos. En estos casos, la vibración continua del ultrasonido genera un aumento de la fricción y el rozamiento entre las células de los tejidos incrementando así, el calor y la temperatura.